Un sofá, un frigorífico o una bobina industrial no se gestionan igual que una caja de tornillos. Y, sin embargo, en muchos almacenes se intenta aplicar el mismo sistema, bien porque se adaptan mal los procesos estándar o bien porque se arrastra una operativa pensada para otro tipo de producto.
Cuando almacenamos mercancía voluminosa, todo cambia: el espacio, los recorridos, los tiempos, el riesgo de daño, incluso la forma de asignar ubicaciones.
Y no es solo cuestión de espacio, es decir, tener metros cuadrados disponibles no es la solución, si el layout no está bien pensado o si la organización no tiene en cuenta las particularidades del producto.
Este post está pensado para identificar los principales retos del almacenamiento de productos voluminosos y proponer soluciones. Porque no se trata solo de almacenar “a lo grande”, sino de hacerlo con eficiencia.
Qué se considera producto voluminoso y por qué almacenarlo es tan complejo
Un producto voluminoso no es solo “grande”. A efectos logísticos, hablamos de mercancías que ocupan mucho espacio en relación a su valor, que no se apilan con facilidad o que requieren manipulación específica tanto para moverse como para almacenarse con seguridad.
Puede tratarse de muebles, electrodomésticos, bobinas, materiales de construcción, maquinaria… productos que no encajan en un sistema de almacenamiento convencional por varias razones:
- Ocupan espacio irregular: no siguen un patrón homogéneo de dimensiones ni forma, lo que complica la planificación de ubicaciones.
- Tienen restricciones de manipulación: no se pueden mover con transpaletas estándar o requieren protección adicional contra golpes, humedad o deformaciones.
- Dificultan la rotación: si hay que mover tres referencias para acceder a una, el tiempo y el riesgo de daño aumentan.
Además, este tipo de producto suele convivir con mercancía más pequeña dentro del mismo almacén. Eso genera flujos mixtos, conflictos de espacio y la necesidad de reglas operativas mucho más precisas.
Por eso es necesario diseñar un entorno que los gestione sin que entorpezcan al resto. Y eso empieza por reconocer que, por su naturaleza, son logísticamente complejos.
Retos más frecuentes en el almacenamiento de productos voluminosos
Los desafíos asociados a este tipo de mercancía aparecen en distintos puntos del proceso: el uso del espacio, en los flujos, en los equipos, en los tiempos… Estos son algunos de los más comunes:
1. Espacio mal aprovechado
Los productos voluminosos no se adaptan bien a estructuras convencionales. Si el layout no está diseñado específicamente para ellos, es fácil que queden zonas muertas, los pasillos no tengan el ancho suficiente o las ubicaciones sean poco accesibles. Se pierde superficie útil y se entorpece la circulación.
2. Movilidad limitada
Este tipo de mercancía requiere medios específicos para su manipulación. Carretillas de gran tamaño, grúas, protecciones adicionales… Todo eso reduce la velocidad de trabajo y aumenta su complejidad. Además, cualquier desplazamiento implica más riesgo, tanto para el producto como para el operario.
3. Baja rotación y lentitud en la preparación de pedidos
Acceder a un producto voluminoso puede implicar mover varios otros antes. Eso ralentiza los ciclos, alarga los tiempos de preparación y genera cuellos de botella si no se prioriza la ubicación en función de la rotación.
>> Lee más sobre qué es la rotación de stock y cómo calcularla
Soluciones para un almacenamiento eficiente
El primer paso para mejorar la gestión de productos voluminosos es replantear el enfoque. Si el espacio se adapta al producto (y no al revés), es posible eliminar bloqueos operativos y mejorar la eficiencia sin necesidad de grandes ampliaciones.
Uno de los errores más comunes es intentar ubicar mercancía de gran volumen en estructuras diseñadas para palés estándar. Eso obliga a improvisar, a desplazar unidades manualmente o a bloquear zonas que deberían estar operativas. Rediseñar el layout, aunque sea parcialmente, permite ordenar el flujo y eliminar puntos de fricción.
Otra solución clave está en el sistema organizativo. Un SGA eficiente puede aplicar reglas de ubicación que tengan en cuenta dimensiones, frecuencia de uso o accesibilidad. Esto evita decisiones arbitrarias y mejora la trazabilidad desde el momento en que el producto entra en el almacén.
También es útil diferenciar zonas por tipología o rotación. Así, los productos más voluminosos que apenas se mueven no interfieren en las áreas de mayor actividad. Esta medida, sencilla pero efectiva, permite reducir recorridos y limitar movimientos innecesarios.
Finalmente, conviene revisar si hay tareas que se están resolviendo de forma manual y podrían automatizarse, al menos en parte. Desde sistemas de guiado hasta el control digital de ubicaciones, cualquier mejora que reduzca la manipulación directa supone una ganancia en seguridad y eficiencia.
Cómo abordamos en SCM Logística el almacenamiento de grandes volúmenes
En SCM Logística hemos trabajado con almacenes que manejan desde muebles hasta maquinaria industrial. Cada uno con necesidades distintas, pero con un problema común: el sistema no estaba pensado para el tipo de producto que gestionaban.
Nuestro equipo de consultores parte de ahí: analizamos la operativa, detectamos los bloqueos reales y rediseñamos procesos para que el espacio, el sistema y el flujo trabajen a favor del producto, no en contra.
La implantación de nuestro SGA TWO, adaptado a reglas de ubicación específicas, permite obtener un control real sobre la ubicación y el flujo de estos productos, así como mejorar la ocupación sin necesidad de ampliar superficie.
¿Estás almacenando productos voluminosos en un sistema que no encaja con tu operativa?
En SCM Logística diseñamos soluciones que se ajustan a tu almacén, no al revés. Solo tienes que llamarnos y contarnos qué necesitas.