Todos estamos de acuerdo en que la productividad es importante, pero ¿de qué hablamos exactamente cuando nos referimos a la productividad en el sector del almacenamiento logístico? Para nosotros, ser productivo no es solo hacer más en menos tiempo, sino un equilibrio entre eficiencia, precisión y optimización de recursos.
En este post queremos ir más lejos y llevar este concepto a la práctica. ¿Cómo se mide la productividad de un almacén de forma realista? ¿Qué factores pueden estar frenándola sin que lo notes? ¿Y qué estrategias aplicamos para mejorarla sin comprometer la calidad del trabajo?
¿Cómo se mide la productividad en un almacén? Indicadores clave
Lo que no se mide, no se mejora. Una de las claves para optimizar la productividad en un almacén es contar con datos concretos que permitan evaluar el rendimiento de manera fiable, más allá de estimaciones “a ojo” que se basan en si salen muchos o pocos pedidos al día.
La productividad debe analizarse con indicadores precisos que reflejen el equilibrio entre volumen, calidad y coste operativo. Repasemos algunos de los KPIs más relevantes en logística de almacén:
- Pedidos preparados por hora: este indicador es útil para evaluar la velocidad del flujo de trabajo, pero debe complementarse con otros KPIs, ya que preparar más pedidos no sirve de nada si también aumenta el número de errores.
- Precisión en los pedidos: mide cuántos pedidos se preparan sin fallos, ya sea en la fase de picking, embalaje o expedición.
- Tiempo de ciclo de pedido: refleja el tiempo que transcurre desde que se recibe un pedido hasta que está listo para su expedición. Cuanto más corto sea este tiempo, mayor será la productividad.
- Índice de ocupación del almacén: un almacén con una ocupación equilibrada evita desplazamientos innecesarios y reduce los tiempos de preparación de pedidos.
- Coste logístico por unidad: ayuda a evaluar si el crecimiento del volumen de trabajo se traduce en una mejora sostenible o si hay un incremento innecesario de gastos.
Estos indicadores, combinados, permiten entender qué está funcionando y qué no dentro de un almacén. Pero no basta con analizarlos, ahora debemos saber cuáles son los ajustes que mayor capacidad tienen para mejorar la productividad.
Factores que afectan a la productividad y estrategias para mejorarla
Para mejorar de forma realista y sostenible debemos identificar los puntos de fricción en cada almacén en particular y aplicar soluciones concretas.
Estos son los factores que más impacto tienen en el rendimiento de un almacén y la forma más habitual de intervenir para optimizarlos.
1. Diseño y distribución del espacio
A veces, hay que empezar por lo más simple: el layout o diseño del espacio de almacén. Si por culpa de un mal diseño tenemos rutas de picking demasiado largas, una circulación poco fluida o dificultades para ubicar la mercancía de alta rotación de forma efectiva, la productividad se resiente.
Una buena forma de mejorar es analizar cómo se mueve el equipo a diario y rediseñar el espacio para facilitar los recorridos.
Reubicar los productos más demandados en zonas estratégicas, reorganizar pasillos y zonas de picking, y optimizar las rutas, son mejoras que no suelen requerir grandes inversiones. Ese tipo de ajustes que, bien planteados, tienen un impacto directo en la productividad.
2. Nivel de automatización y tecnología
La automatización marca una gran diferencia en la productividad de un almacén, pero no todas las tecnologías encajan en todos los entornos. Automatizar por automatizar, sin un análisis previo, puede convertirse en una inversión costosa sin retorno claro.
Lo más eficaz es identificar qué procesos están generando más problemas en el día a día y aplicar soluciones tecnológicas donde realmente aporten valor.
A veces basta con implementar un SGA bien integrado que optimice la gestión de inventario; otras veces, tecnologías como el picking por voz o los sensores IoT mejoran los tiempos y reducen errores. Lo importante es que cada tecnología responda a una necesidad real del almacén.
3. Capacitación del equipo
La tecnología solo es eficaz si quienes la usan saben cómo aprovecharla. Y para eso hay una palabra mágica que, lamentablemente, a veces queda en segundo lugar: formación.
Apostar por la capacitación continua de los trabajadores no solo va a reducir errores, también permite mejorar la autonomía del personal y logra adaptaciones más rápidas a cualquier cambio operativo. Además, favorece un entorno más ágil y eficiente, donde cada persona sabe exactamente cómo aportar valor.
4. Gestión del inventario y previsión de la demanda
La falta de control sobre el stock genera pérdidas de tiempo y desajustes en la operativa. Tanto el exceso como la falta de stock afectan directamente a la productividad.
Para evitarlo, conviene apoyarse en herramientas que den visibilidad en tiempo real, automatizar el control de inventario y apoyarse en la analítica predictiva. Así se puede anticipar el movimiento de mercancías y tomar decisiones más ajustadas a la realidad operativa.
5. Integración de procesos logísticos
Un almacén no opera de manera aislada. Si la información entre los distintos departamentos de la empresa no fluye correctamente, se generan problemas en toda la cadena. La integración de procesos permite anticiparse a cambios en la demanda, mejorar la planificación y reducir tiempos de espera innecesarios.
Como ves, la productividad de un almacén depende de una suma de factores. En SCM Logística ayudamos a las empresas a diseñar soluciones personalizadas para mejorar la productividad de sus almacenes mediante tecnología, optimización de procesos y estrategias operativas efectivas.
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